11 de mayo: ¿PDVSA China?

¿PDVSA es de China?
Eso denunció el #10deMayo el sindicalista petrolero Iván R. Freites en su cuenta en X. Según reveló, el gobierno de Maduro habría entregado el control operativo de PDVSA a China Concord Petroleum Co. Limited (CCPC), una empresa registrada en Hong Kong, sancionada por la OFAC, y vinculada desde hace años al contrabando estructural de crudo venezolano hacia Asia.
El traspaso, ejecutado en secreto, incluye instalaciones clave: desde los pozos de la Costa Oriental del Lago hasta el Centro de Refinación Paraguaná. Y, según Freites, vendría acompañado por el **reemplazo de miles de trabajadores venezolanos.
Este movimiento, de confirmarse, no representa cooperación energética, sino desposesión estratégica.
PDVSA, que alguna vez fue símbolo de soberanía, parece que pasará a responder a intereses cuya trazabilidad es deliberadamente opaca.
¿Quién está realmente detrás de CCPC?
La China Concord Petroleum Co. Limited (CCPC) está sancionada, opera desde Hong Kong y ha sido pieza clave para ocultar el origen del crudo venezolano en docenas de rutas hacia Asia. Su composición accionaria es un misterio.
Pero sí hay precedentes: Alex Saab, operador financiero del madurismo, levantó una estructura de empresas fachada en Hong Kong, Dubái y Turquía, diseñadas para mover oro, alimentos y petróleo lejos de cualquier sistema de control internacional.
Por eso cabe preguntarse:
¿Y si CCPC no fuera realmente china?
¿Y si fuera solo otra máscara del aparato económico del madurismo, disfrazada de inversión extranjera?
Una fachada útil para desplazar trabajadores, saquear infraestructura y consolidar el poder económico del madurismo.
No es una hipótesis descabellada. En el ecosistema madurista, la extranjerización de activos no es apertura, sino reorganización interna con papeles extranjeros. Se finge pragmatismo, pero es el mismo saqueo que ya conocemos.
Más que tablero, campo de saqueo
A primera vista, este episodio se inscribiría en la narrativa de Venezuela como tablero de la nueva Guerra Fría. Mientras Washington celebra gestos como la Operación Guacamaya —la liberación del Estado Mayor de María Corina Machado—, Beijing avanza sin cámaras ni aplausos.
Pero esa narrativa de Venezuela como tablero estratégico global se sostiene más por inercia que por hechos. El país no es el centro de una pugna entre potencias, sino una periferia del desorden global actual.
En palabras de la politóloga Eglée González Lobato:
La única ‘extracción’ que habrá en Venezuela será la del petróleo que se llevará China,
ironizando sobre la política de Machado para “liberar” a Venezuela.
Mientras la oposición apuesta al colapso y el madurismo entrega recursos a cambio de protección geopolítica, el país se licúa sin resistencia ni condiciones.
No hay disputa entre modelos de ejercer soberanía. Hay subasta cruzada.
El madurismo pone la renta sobre la mesa. La oposición la promete a futuro.
Entre ambos, el país al mejor postor.